Las
fases de implantación del e-Learning en la empresa
por
Javier LOZANO
Presidente de NANFOR
Ibérica
Introducción
A medida
que el e-learning (también denominado teleformación o teleaprendizaje)
se implanta en las empresas progresivamente, son muchas las compañías
que se preguntan si deben utilizar esta modalidad de formación para sus
empleados. En el presente artículo trataremos sobre las distintas fases
de adopción del e-elearning para disminuir los riesgos de su
implantación.
El e-learning
se adopta lentamente
Como
fenómeno derivado de Internet, la formación a través de la red de redes
creó hace un lustro unas expectativas infundadas de implantación por las
que muchas empresas invirtieron importantes recursos que no pudieron
rentabilizar. Por ello, en el sector decimos que “el cementerio del e-learning
está repleto de cadáveres”. No obstante y a pesar de esta situación
inicial típica de la burbuja de Internet, a medida que se van realizando
acciones formativas y a pesar de las opiniones de algunos miembros del
sector del lado de la demanda refiriéndose a la teleformación como un “bluff”,
son más las empresas que lo utilizan y que ven como su competitividad
crece empleando técnicas como el e-learning rápido para la adopción
inmediata de nuevos procesos, técnicas y metodologías de la empresa.
En las
grandes empresas de este país, saben que los sistemas de teleformación
son necesarios y en determinadas áreas de aprendizaje serán
imprescindibles.
La
adopción del e-learning y el tamaño de la empresa
Según
varios estudios, como los publicados en APEL (Asociación de Proveedores
de e-learning: www.apel.es) y los realizados desde FORCEM (www.forcem.es),
las compañías de gran tamaño son las que están adoptando más rápidamente
el e-elearning como modalidad de formación en la mayoría de sus acciones
formativas. En el 2.002 trataban de conseguir un 30% de sus acciones
formativas por teleformación, actualmente están en un 50%. ¿por qué
estas empresas que pertenecen al sector financiero, telecomunicaciones,
laboratorios y seguros aumentan el uso del e-learning? La respuesta es
clara y además de otros factores podemos citar la rapidez de
transferencia del mensaje, facilidad de acceso a la formación de los
participantes y menor coste de la acción con un seguimiento exhaustivo
del aprendizaje de cada individuo. Normalmente, estas empresas ya tienen
su sistema de teleformación implantado varios años e intentan ser
autosuficientes en la mayoría de sus necesidades. En ocasiones,
desarrollan su propia plataforma de teleformación y poseen un equipo
propio de desarrollo con el que aumentar contenidos internos para
incrementar sus acciones de tele-aprendizaje. Cuando año tras año
repiten estas actividades, las otras empresas, sus directores generales,
responsables de recursos humanos y de formación meditan sobre la vía de
acceso a este sistema.
Ahora les
toca el turno a las empresas que, siendo de gran tamaño (más de 1.000
empleados) no tienen un número de trabajadores tan significativo como
las citadas anteriormente. En éstas, nos encontramos con varias
posiciones ante la adopción del e-learning: los que no están haciendo
ninguna actividad, y los que han comenzado de forma incipiente.
En las
distintas reuniones que tenemos con responsables de formación de
empresas, la primera pregunta que se hacen es: ¿Cómo puedo implantar la
teleformación en mi empresa? Para responder esta delicada pregunta
habría que tener en cuenta varios factores, el más importante, quizás,
puede ser el histórico de experiencias de otras empresas.
Implantando experiencias de teleformación con éxito
Para
conseguir los resultados apetecibles, se debería de trazar un plan de
implantación por fases en los que la inversión se produzca a medida que
la formación se recibe y la capacidad de respuesta a mayores necesidades
esté presente.
Hay
algunos puntos que creemos de interés habida cuenta de éxitos y errores
pasados.
La
realización de proyectos piloto en plataforma externa nos permite
conocer las distintas opciones de teleformación así como las
posibilidades de éxito de la acción. Corregir los fallos y hacer un
seguimiento exhaustivo de las experiencias de los participantes nos va a
facilitar tomar una decisión al respecto. La capilaridad de la
experiencia piloto tiene que encontrarse en otra etapa intermedia. Hay
que hacer un piloto (de 15 a 50 personas), una etapa intermedia (de 100
a 300) y una global (que abarque a la totalidad de la plantilla). Esto
es aplicable en escala proporcional a empresas de menor tamaño.
Los
pilotos no solo se realizarán en la primera acción formativa (por
ejemplo ofimática) sino también se deberían extender a nuevos contenidos
como los de idiomas o temáticas internas de la empresa. En el primer
piloto se realizará una auditoria de recursos informáticos y de acceso a
Internet para determinar la capacidad de la organización en la
realización de acciones de teleformación.
El e-learning
y los sectores productivos
Los
sectores más avanzados son los que tradicionalmente han invertido más en
la teleformación, telecomunicaciones, empresas financieras, seguros,
laboratorios y tecnologías de información son los más innovadores en
estas materias. Si bien, en función del tamaño de la empresa se emplea
más o menos el e-learning. Por esta y otras razones, el Nuevo Modelo
para la Formación Continua intenta paliar la dificultad de las PYMES
para el acceso a la formación en que se favorece en la co-financiación
privada a empresas con un menor número de empleados.
Como
realizar e-learning sin riesgos
Algunas
empresas han realizado inversiones en e-learning con resultados
desalentadores, afortunadamente han sido pocos los casos registrados.
Esta afirmación se puede realizar desde el lado de la demanda (las
empresas no se arriesgan a comprar a no ser que tengan muy claro que
funciona la modalidad de teleformación), en cambio desde el lado de la
oferta han sido muchos los fracasos que se han ido produciendo por un
exceso de expectativas de un mercado emergente e inversiones excesivas.
Nuestra
recomendación es que los clientes (demanda de servicios y cursos de
teleformación) aprendan de los errores de otros (principalmente
proveedores) y no se aventuren a desarrollar proyectos de e-learning que
requieran recursos ingentes sin una clara rentabilidad a medio plazo.
La compra
de herramientas, plataformas o cualquier otra inversión debe quedar
supeditada a la ejecución con éxito de planes de teleformación
realizados con la participación de empresas especialistas en
teleformación.
Las
inversiones en plataformas propias y desarrollos internos deberían
comenzar a contemplarse después de dos o tres años de experiencia en e-learning
y una vez se hubieran contrastado datos económicos de retorno de la
inversión.
Contenidos de teleformación
En España
la mayoría de experiencias de teleformación se han basado en cursos de
ofimática, seguidos de idiomas y de cultura empresarial.
Las PYMEs
y la teleformación
La
primera cuestión a determinar es si en la PYME se cuenta con la
infraestructura necesaria. Si se cumple este requisito recomendamos a
estas organizaciones que lo incorporen lo antes posible ya que en
empresas donde es muy difícil prescindir de un trabajador, hay picos
horarios donde se puede recibir los cursos. El trabajador no deja su
puesto y aprende cuando menos trabajo hay.
Conocemos
PYMEs donde realizan la formación en horarios de mañana de 8,00 a 9,00
horas, otras lo hacen los viernes por la tarde. Las asociaciones y
organismos empresariales son las que pueden ofrecer cursos
subvencionados y también pueden acudir directamente a cualquier
proveedor de cursos e-learning.
Conclusiones:
Hay que
acceder al e-learning sin riesgos, tanto la PYME como la Gran Empresa
debe de mostrar cautela en el avance de esta modalidad. La Gran Empresa
con proyectos piloto, la PYME viendo antes el curso para evaluar su
calidad. De esta manera se podrán cubrir las expectativas de los
participantes.
Animamos
a los que no conocen el e-learning que realicen algún curso de prueba
desarrollado con nuevas herramientas para que puedan comprobar su
utilidad.
Las PYMEs
tienen como el resto de las empresas una cantidad asignada según el NMFC
(Nuevo Modelo para la Formación Continua) en actividades formativas, a
través de la teleformación serán capaces resolver sus necesidades sin
tener que aportar excesivos recursos de personal y a coste 0.
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