Desde
distintos ámbitos sociales, la escuela es hoy objeto de múltiples
demandas. Entre ellas, ocupa un lugar destacado la “atención a la
diversidad”. Si bien abundan las investigaciones
y publicaciones nacionales e internacionales sobre el tema; los docentes
muchas veces manifiestan cuán difícil resulta abordar la diversidad en
el aula en el actual contexto socio-histórico. Es frecuente escucharlos
decir: “ya no se puede dar
clases”; “los alumnos no quieren aprender”, “nada les interesa”;
“son violentos”; “a mi no me formaron para esto”, etc.
Creemos que plantear la cuestión de la “atención
a la diversidad en la escuela” remite a un dilema de resolución
tan compleja como ineludible:
¿Qué
y cómo “hacer” para respetar la diversidad presente en las aulas y
al mismo tiempo propiciar la igualdad de oportunidades “para todos”
en el acceso al conocimiento?
Partiremos de las premisas de que “ser distintos” es una
característica inherente a nuestra especie, que aceptar la diversidad
significa aceptar lo heterogéneo y que, siendo la escuela una
institución que surgió con una intención homogeneizadora,
igualadora de saberes, dar
respuesta a la diversidad constituye quizá el reto más importante que
enfrenta en nuestros días. Cabe entonces preguntarnos:
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¿A
qué “variedades” nos referimos cuando hablamos de diversidad?
¨
¿Es
posible atender a la diversidad en la escuela?
¨
¿Qué
características tiene que reunir una escuela que de respuesta a la
diversidad?
¨
¿Qué
puede hacer un docente para que todos sus alumnos “aprendan”?
¨
¿Qué
enseñar y cómo hacerlo en el actual contexto socio-histórico?
La
búsqueda de respuestas a estos y otros interrogantes orientan el curso
que estamos presentando. Nos
anima la convicción de que el gran desafío de la escuela es educar en
una sociedad multicultural y cada vez más desigual. Asimismo, creemos que
resulta imprescindible escuchar al docente, darle la palabra, porque su
experiencia es muy valiosa y porque sin su convicción y compromiso ningún
cambio o mejora podrá concretarse en las aulas.
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